Tan hermoso


Dona un euro, haz clic en el botón amarillo. Dios te bendiga

Era muy pequeña la primera vez que me asomé por una ventana de un pabellón de recién nacidos y vi a un bebé. En mi ignorancia, me consternó ver a un niño pequeñito, arrugado y con la cabeza con forma de cono y sin cabello. Sin embargo, la madre del bebé, que estaba cerca de nosotros, no podía dejar de preguntarles a todos: «¿No es hermoso?». Recordé aquel momento cuando vi un video de un joven papá cantándole con ternura la canción «You Are So Beautiful» [Eres tan hermosa] a su beba. Para su padre embelesado, la pequeña era lo más bello jamás creado.
¿Será así como nos mira Dios? Efesios 2:10 dice que somos «hechura suya», su obra maestra. Al ser conscientes de nuestros fracasos, tal vez nos cueste aceptar cuánto nos ama o creer que podemos ser de valor para Él. Pero Dios no nos ama porque lo merezcamos (vv. 3-4); nos ama porque Él es amor (1 Juan 4:8). Su amor está lleno de gracia, y nos mostró la profundidad de este amor cuando, a través del sacrificio de Jesús, nos dio vida cuando estábamos muertos en nuestros pecados (Efesios 2:5, 8). El amor de Dios no es voluble… es constante. Él ama a los imperfectos, a los quebrantados, a los débiles y a los que se equivocan. Cuando fracasamos, Él está ahí para levantarnos. Somos su tesoro, y somos hermosos para Él. Cindy Kasper - Pan Diario

Esperanza perdurable

Al pequeño Solomon, de cuatro años, le diagnosticaron distrofia muscular de Duchenne, una enfermedad degenerativa. Un año más tarde, los médicos nos recomendaron una silla de ruedas. Pero Solomon protestó porque no quería usarla. Los familiares y amigos oraron por él y juntaron dinero para un perro de servicio entrenado especialmente para ayudarlo y evitar la silla de ruedas mientras sea posible.
Aunque Solomon acepta su tratamiento, y a menudo alaba cantando a Dios, hay días más difíciles. En uno de esos días difíciles, abrazó a su mamá y dijo: «Me alegra que en el cielo no exista esta enfermedad».
Los efectos degenerativos de la enfermedad afectan a todos de este lado de la eternidad. Sin embargo, al igual que Solomon, tenemos una esperanza duradera que puede fortalecer nuestra determinación en esos inevitables días duros. Dios nos da la promesa de «un cielo nuevo y una tierra nueva» (Apocalipsis 21:1). Nuestro Creador y Sustentador «morará» entre nosotros (v. 3). Enjugará todas las lágrimas de nuestros ojos. «Ya no habrá muerte, ni habrá más llanto, ni clamor, ni dolor» (v. 4). Cuando la espera parece «demasiado difícil» o «demasiado larga», podemos experimentar paz, porque la promesa de Dios se cumplirá. Xochitl Dixon - Pan Diario

Esperanzas y anhelos

Cuando me mudé a Inglaterra, la celebración norteamericana de Acción de Gracias se transformó en un jueves más de noviembre. Aunque anhelaba estar con amigos y familiares aquel día, entendía que no era la única. Todos anhelamos estar con seres queridos en ocasiones especiales. Y aun cuando celebramos, tal vez extrañemos a alguien que no está, o quizá oremos por paz para nuestra familia dividida.
Durante esos momentos, me ha ayudado orar y meditar en la sabiduría de la Biblia, incluidos los proverbios del rey Salomón: «La esperanza que se demora es tormento del corazón; pero árbol de vida es el deseo cumplido» (Proverbios 13:12). En este proverbio, Salomón observa el efecto que puede tener la «esperanza que se demora»: puede resultar en angustia y dolor. Pero, cuando se cumple el deseo, es como un árbol de vida, algo que nos permite sentirnos renovados.
Algunos de nuestros deseos tal vez no se cumplan enseguida, y Dios quizá conceda otros después de que muramos. No importa cuál sea nuestro anhelo, podemos confiar en Él, sabiendo que nos ama infinitamente. Y un día, nos reuniremos con seres queridos en una gran celebración de acción de gracias a Él (ver Apocalipsis 19:6-9). Amy Pye - Pan Diario

Confiarle nuestro futuro a Dios

En 2010, Laszlo Hanyecz hizo la primera compra con bitcoin (una moneda digital que valía una fracción de un centavo), y pagó 10.000 bitcoins por dos pizzas (que valían 25 dólares). En 2021, esos mismos bitcoins habrían valido más de 500 millones de dólares. Antes de que el valor de esta moneda se disparara, el hombre siguió pagando pizzas con bitcoins, y llegó a gastar 100.000 en total. Si los hubiera guardado, su valor lo habría transformado en un multimillonario. Si tan solo hubiese sabido lo que vendría.
Por supuesto, nadie habría podido preverlo. A pesar de nuestros intentos de comprender y controlar el futuro, Eclesiastés suena real: «no sabe nadie lo que ha de ser» (10:14). Algunos nos engañamos pensando que sabemos más de lo que en realidad sabemos; o peor, que entendemos mejor la vida o el futuro de otra persona. Pero Eclesiastés pregunta: «¿y quién le hará saber lo que después de él será?» (v. 14). Nadie.
La Escritura contrasta a un sabio con un insensato, y una distinción entre ambos es la humildad respecto al futuro (Proverbios 27:1). El sabio reconoce que solo Dios sabe lo que hay más allá del horizonte. Pero el necio se jacta de un conocimiento que no posee. Que podamos tener sabiduría y confiarle nuestro futuro al único que realmente lo conoce. Winn Collier - Pan Diario

Expectativa de vida

En 1990, unos investigadores franceses tuvieron un problema informático: un error al procesar la edad de Jeanne Calment. Tenía 115 años, una edad fuera de los parámetros del programa informático. ¡Los programadores habían pensado que nadie podría llegar a vivir tanto tiempo! En realidad, Jeanne vivió hasta los 122…
El salmista escribe: «Los días de nuestra edad son setenta años; y […] en los más robustos son ochenta» (Salmo 90:10). Esta es una forma figurada de decir que cualesquiera que sean los años que vivamos, nuestros días en la tierra son limitados. Nuestra vida está en las manos soberanas de un Dios amoroso (v. 5). En el ámbito espiritual, no obstante, se nos recuerda que, para Dios, «mil años delante de [sus] ojos son como el día de ayer, que pasó» (v. 4).
Y en Jesucristo, a la «expectativa de vida» se le ha dado un significado totalmente nuevo: «El que cree en el Hijo tiene vida eterna» (Juan 3:36). «Tiene» está en tiempo presente: ahora mismo. En nuestro momento físico actual de problemas y lágrimas, nuestro futuro es bendecido y nuestro tiempo de vida es ilimitado.
Entonces, nos identificamos con la oración del salmista: «De mañana sácianos de tu misericordia, y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días» (Salmo 90:14). Kenneth Petersen - Pan Diario