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El reino es como su rey. La misión de Cristo culminó con su vida al ser sepultado; como una semilla enterrada, como la levadura escondida en la masa. Pero Él resucitó. Como un árbol que se abre paso a través del suelo, como el pan cuando aumenta el calor. Jesús resucitó. Se nos invita a vivir a su manera: perseverante y productiva. A resistir la tentación de tomar las cosas en nuestras manos, buscar poder y justificar nuestra vinculación con el mundo por los beneficios que eso pueda tener. El resultado —un árbol donde «vienen las aves del cielo y hacen nidos en sus ramas» (Mateo 13:32)— será obra de Cristo, no nuestra. Glenn - Pan Diario
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