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Al ser un pastor experimentado, David conocía bien la necesidad de darles reposo en pastos verdes a sus ovejas. En el Salmo 23, escribió una lección importante que lo sostendría en los agotadores días como rey de Israel: «El Señor es mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me hará descansar […]. Confortará mi alma» (vv. 1-3). En medio de la jungla de cemento de un aeropuerto, sin poder llegar a destino y sintiéndome incómoda y cansada, Dios, mi buen Pastor, guio mis ojos a una mancha verde. Si estoy en comunión con Él, puedo encontrar su constante provisión de descanso en todas partes… si lo percibo y entro en él. La lección permanece después de años: busca el delicado verde. Está. Con Dios en nuestra vida, nada nos falta, nos da descanso y nos conforta. Elisa - Pan Diario
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