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Esta canción me recuerda la oración de un padre por su hijo, en la Biblia. Cuando el rey David estaba por morir, hizo los preparativos para que su hijo Salomón asumiera como el siguiente rey de Israel. Después de reunir a la nación para ungirlo, guio al pueblo en oración. Recordó la fidelidad de Dios a Israel, y oró para que el pueblo le fuera fiel a Él. Luego, también oró específicamente por su hijo, pidiéndole a Dios: «da a mi hijo Salomón corazón perfecto, para que guarde tus mandamientos, tus testimonios y tus estatutos» (1 Crónicas 29:19).
Nosotros también tenemos el maravilloso privilegio de orar fielmente por las personas que Dios ha colocado en nuestras vidas. Nuestro ejemplo de fidelidad puede producir un impacto indeleble que permanecerá aun cuando ya no estemos. Tal como Dios siguió respondiendo la oración de David por Salomón y el pueblo, el impacto de nuestras oraciones sobrevivirá. Lisa - Pan Diario
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