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En Génesis 15, la Biblia habla de otra conversación sincera: entre Dios y Abram. Dios le dijo: «No temas, Abram; yo soy […] tu galardón sobremanera grande» (v. 1 rva). Pero Abram, desconfiando de las promesas de Dios, respondió francamente: «Señor, ¿qué me darás, siendo así que ando sin hijo?» (v. 2).
Anteriormente, Dios le había prometido: «haré tu descendencia como el polvo de la tierra» (13:16). Ahora, en un momento muy humano de Abram, se lo recordó a Dios. Pero observa lo que Él le respondió: «cuenta las estrellas, si las puedes contar» (15:5), indicándole que sus descendientes serían incontables.
¡Qué bueno es Dios, no solo al permitir una oración tan sincera sino también al tranquilizar amablemente a Abram! Luego, Dios le cambiaría su nombre por Abraham: «padre de multitudes». Tú y yo también podemos abrir nuestro corazón ante Él y confiar en que hará lo mejor para nosotros y los demás. James Banks - Pan Diario
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