El olor de Cristo

Con calor y lleno de tierra, Bob bajó del autobús que lo había llevado a otra ciudad, lejos de su casa. Estaba cansado, pero también agradecido de que almorzaría con unos amigos de amigos suyos, que vivían allí. Estos lo recibieron con agrado, y, de inmediato, tuvo una sensación de paz. Se sentía como en casa, cómodo, seguro y apreciado. Al tiempo, preguntándose por qué se había sentido así en un ambiente desconocido, halló la respuesta en 2 Corintios 2, donde el apóstol Pablo explica que las personas que siguen al Señor tienen el «grato olor de Cristo». Exactamente, pensó Bob. Sus anfitriones «tenían el olor» de Cristo. Cuando Pablo dice: «nos lleva en triunfo en el desfile victorioso de Cristo» (2 Corintios 2:14 ntv), manifestando el olor de la verdad de Dios, alude a una práctica del mundo antiguo. Los ejércitos victoriosos quemaban incienso mientras marchaban por las calles. El aroma producía gozo. Asimismo, los hijos de Dios transmiten una fragancia agradable, algo que Dios nos da cuando difundimos el conocimiento de Él. Bob es mi padre, y ese viaje tuvo lugar hace más de 40 años, pero él nunca lo ha olvidado. Aún hoy cuenta la historia de aquellas personas que tenían el olor de Cristo. Amy - Pan Diario
Padre, gracias por guiar a tus hijos en la victoria de Cristo y por esparcir la fragancia de tu verdad a través de nosotros.

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