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Cuando Johannes Gutenberg combinó la prensa de imprenta con los tipos móviles, en 1450, dio inicio a la era de las comunicaciones masivas en Occidente. La alfabetización aumentó en todo el mundo, y nuevas ideas transformaron rápidamente los contextos sociales y religiosos. Gutenberg produjo la primera versión impresa de la Biblia. Antes de esto, a los escribas que trabajosamente hacían copias manuscritas les llevaba un año completarlas. Desde entonces, la prensa de imprenta nos ha brindado el privilegio de acceder a las Escrituras. Aunque hay también disponibles versiones electrónicas, gracias a su invención, muchos solemos tener en nuestras manos Biblias de papel. Lo que era inaccesible dado el costo y el tiempo que llevaba copiar una Biblia, ahora lo tenemos de inmediato en la punta de los dedos. Tener acceso a la verdad de Dios es un privilegio asombroso. Proverbios señala que deberíamos tratar estas instrucciones divinas como algo muy valioso, «como las niñas de [nuestros] ojos» (7:2), y escribir sus sabias palabras «en la tabla de [nuestro] corazón» (v. 3). A medida que entendemos la Biblia y vivimos acorde a su sabiduría, estamos, como los escribas, trazando la verdad de Dios con nuestros «dedos» en el corazón, para llevarlas adonde vayamos. Kirsten - Pan Diario
Cuando Johannes Gutenberg combinó la prensa de imprenta con los tipos móviles, en 1450, dio inicio a la era de las comunicaciones masivas en Occidente. La alfabetización aumentó en todo el mundo, y nuevas ideas transformaron rápidamente los contextos sociales y religiosos. Gutenberg produjo la primera versión impresa de la Biblia. Antes de esto, a los escribas que trabajosamente hacían copias manuscritas les llevaba un año completarlas. Desde entonces, la prensa de imprenta nos ha brindado el privilegio de acceder a las Escrituras. Aunque hay también disponibles versiones electrónicas, gracias a su invención, muchos solemos tener en nuestras manos Biblias de papel. Lo que era inaccesible dado el costo y el tiempo que llevaba copiar una Biblia, ahora lo tenemos de inmediato en la punta de los dedos. Tener acceso a la verdad de Dios es un privilegio asombroso. Proverbios señala que deberíamos tratar estas instrucciones divinas como algo muy valioso, «como las niñas de [nuestros] ojos» (7:2), y escribir sus sabias palabras «en la tabla de [nuestro] corazón» (v. 3). A medida que entendemos la Biblia y vivimos acorde a su sabiduría, estamos, como los escribas, trazando la verdad de Dios con nuestros «dedos» en el corazón, para llevarlas adonde vayamos. Kirsten - Pan Diario
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