No más prejuicios

Hace años, Julie Landsman hizo una prueba para trompista principal de la Orquesta Metropolitana de Ópera de Nueva York, que se realizó detrás de una cortina para evitar prejuicios en los jueces. Landsman ganó, pero cuando salió de detrás de la cortina, algunos de los jueces, todos hombres, se fueron caminando y le dieron la espalda. Al parecer, buscaban otra clase de persona.
Cuando los israelitas pidieron un rey, Dios accedió y les dio un hombre físicamente imponente como el de otras naciones (1 Samuel 8:5; 9:2). Pero como los primeros años de Saúl estuvieron marcados por la falta de fe y la desobediencia, Dios envió a Samuel a Belén a ungir a un nuevo rey (16:1-13). Cuando Samuel vio a Eliab, el hijo mayor, pensó que Dios lo había elegido porque era físicamente impactante. Pero Dios hizo reflexionar a Samuel, diciendo: «el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero el Señor mira el corazón» (v. 7). Dios había escogido a David para liderar a su pueblo (v. 12).
Cuando Dios evalúa la capacidad y la aptitud de las personas para sus propósitos, observa el carácter, la voluntad y las motivaciones. Nos invita a ver el mundo y a las personas como Él lo hace: con el foco en el corazón, no en el aspecto exterior ni en los logros. Marvin Williams - Pan Diario

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