Un Padre compasivo

Después de que Gabriel, de ocho años, fue operado para extraerle un tumor cerebral, le quedó una cicatriz notoria al costado de la cabeza. Cuando el muchacho dijo que se sentía un monstruo, su padre tuvo una idea: se hizo un tatuaje al costado de la cabeza, igual a la cicatriz de su hijo, para demostrar cuánto lo amaba.
Según el salmista, esta es la clase de amor compasivo que Dios tiene por sus hijos (Salmo 103:13). Con una metáfora de la vida humana, David ilustra el amor de Dios. Dice que es tan tierno como el de un buen padre que cuida de sus hijos (v. 17). Así como un padre humano muestra compasión por sus hijos, del mismo modo, Dios, nuestro Padre celestial, muestra amor, empatía y cuidado hacia los que le temen.
Cuando somos débiles y sentimos que no nos aman debido a las cicatrices de la vida, recibamos por fe el amor de nuestro Padre celestial. Él demostró su compasión al enviar a su Hijo a poner «su vida por nosotros» (1 Juan 3:16) para nuestra salvación. Mediante este acto, no solo podemos experimentar el amor de Dios, sino mirar a la cruz y verlo. ¿No te alegra que tengamos un Sumo Sacerdote que «pueda compadecerse de nuestras debilidades» (Hebreos 4:15)? Él tiene las cicatrices que lo prueban. Marvin Williams - Pan Diario

Mi formadora

Cuando tenía siete años, a Thomas Edison no le gustaba la escuela y le iba mal. Un día, un maestro incluso dijo que estaba mentalmente confundido. Al día siguiente, después de hablar con ese maestro, su mamá, también educadora, decidió enseñarle en casa. Con el amor y el aliento de su madre (además del genio dado por Dios), Thomas llegó a ser un gran inventor. Más tarde, escribió: «Mi madre fue mi formadora. Era tan sincera, tan segura de mí; y yo sentía que tenía a alguien por quien vivir, alguien a quien no debía decepcionar».
En Hechos 15, leemos que Bernabé y Pablo sirvieron juntos como misioneros hasta que tuvieron un desacuerdo sobre llevar a Juan Marcos con ellos. Pablo se oponía porque «se había apartado de ellos desde Panfilia» (vv. 36-38). Como resultado, Pablo y Bernabé se separaron. Pablo llevó a Silas y Bernabé llevó a Marcos. Bernabé estuvo dispuesto a darle a Marcos una segunda oportunidad, y eso contribuyó a que este pudiera servir y triunfar como misionero. Luego, Marcos escribió el Evangelio que lleva su nombre, e incluso fue un consuelo para Pablo cuando este estuvo preso.
Muchos podemos mirar atrás e identificar a alguien que nos alentó y ayudó. Quizá Dios te esté llamando a hacer lo mismo por otra persona allegada. ¿A quién podrías animar? Alyson Kieda - Pan Diario

Triturados y hermosos

A primera vista, descarté la obra Consider the Lilies [Mira los lirios], de Makoto Fujimura, por considerarla una pintura simple y monocromática de un lirio aparentemente oculto en el fondo. Sin embargo, cobró vida cuando supe que estaba hecha con más de 80 capas de minerales triturados; un arte japonés conocido como Nihonga, o «arte lento». Visto de cerca, se observan capas complejas y bellas. Fujimura dice que ve el evangelio reflejado en la técnica de elaborar «belleza a través del quebrantamiento», así como el sufrimiento de Jesús trajo sanidad y esperanza al mundo.
El amor de Dios toma los aspectos triturados y rotos de nuestra vida, y crea algo nuevo y hermoso. El rey David necesitó la ayuda de Dios para reparar su vida quebrantada debido a sus propias acciones devastadoras. En el Salmo 51, después de tomar la mujer de otro hombre y hacerlo matar, David le ofreció a Dios su «corazón contrito y humillado» (v. 17), y rogó por misericordia. La palabra hebrea daká, traducida «contrito», significa «triturado». Para que Dios rehiciera su corazón (v. 10), David tuvo que ofrecerle las piezas rotas, admitiendo su tristeza y su confianza. Confió su corazón al Dios fiel y perdonador, que toma con amor lo triturado y lo convierte en algo hermoso. Lisa Samra - Pan Diario

La metáfora del matrimonio

Después de 22 años juntos, a veces me pregunto cómo mi matrimonio con Merryn funciona. Yo soy escritor; ella, estadística. Yo trabajo con palabras; ella, con números. Yo quiero belleza; ella, actividad. Ella es puntual; yo llego tarde a veces. Después de 20 minutos en una galería, yo acabo de comenzar, mientras que ella ya está en la cafetería, preguntándose cuánto tardaré. Venimos de mundos diferentes, ¡y nos damos muchas oportunidades de aprender paciencia!
También tenemos cosas en común: sentido del humor, pasión por viajar y una fe compartida que nos ayuda a orar sobre las opciones y la responsabilidad. Con esta base compartida, nuestras diferencias incluso nos favorecen y nos han hecho mejores.
Pablo usa el matrimonio como una metáfora de la iglesia (Efesios 5:21-33), y con buena razón. Como el matrimonio, la iglesia reúne a personas muy diferentes, requiriéndoles que desarrollen humildad, paciencia y se soporten «los unos a los otros» (4:2). Además, como en el matrimonio, una base de fe compartida y un servicio mutuo ayudan a la iglesia a unirse y madurar (vv. 11-13). Las diferencias en las relaciones pueden ser muy frustrantes… en la iglesia y en el matrimonio. Pero bien manejadas, pueden ayudarnos a ser más como Cristo. Sheridan Voysey - Pan Diario

Gracia para las pruebas


Dona un euro, haz clic en el botón amarillo. Dios te bendiga

Annie Johnson Flint quedó paralizada por una artritis pocos años después de la escuela secundaria. Nunca volvió a caminar y dependía de la ayuda de los demás. Gracias a sus poesías e himnos, recibió muchas visitas, incluida una diaconisa que se sentía desanimada con su ministerio. Más tarde, esta mujer le escribió, preguntándose por qué Dios permitía que Annie enfrentara cosas tan difíciles.
Annie respondió enviándole una poesía: «Dios no promete cielos azules siempre / senderos floridos durante toda nuestra vida…». Sabía por experiencia que suele haber sufrimiento, pero que Dios nunca abandona a sus amados. En cambio, prometió dar «gracia para las pruebas, ayuda de lo alto / compasión inalterable, amor sin fin».
Moisés también enfrentó luchas, pero sabía que Dios estaba con él. Cuando le entregó a Josué el liderazgo de los israelitas, le dijo que fuera fuerte y valiente porque el Señor su Dios iría con él (Deuteronomio 31:6). Sabiendo que el pueblo de Israel enfrentaría a enemigos tremendos al entrar en la tierra prometida, le dijo a Josué: «no temas ni te intimides» (v. 8). Los discípulos de Cristo enfrentarán dificultades, pero tenemos al Espíritu de Dios que nos alienta. Nunca nos dejará. Amy Pye - Pan Diario