Amar a Dios y apoyarse en Él


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Sergio era divertido, inteligente y querido. Pero, secretamente, luchaba con la depresión. Cuando él se suicidó a los 15 años, su mamá, Laura, dijo: «Es difícil entender cómo alguien con tantas cualidades llegaría a ese punto». A veces, Laura derrama su angustia ante Dios. Dice que la profunda tristeza tras un suicidio es «un nivel de angustia totalmente diferente». Sin embargo, con su familia, han aprendido a apoyarse en Dios y en los demás para estar fuertes, y ahora dedican su tiempo a amar a otros que luchan con la depresión.
El lema de Laura se ha vuelto: «Amarse y apoyarse». Esta idea también se ve en la historia de Rut, en el Antiguo Testamento. Noemí perdió a su esposo y sus dos hijos; uno de los cuales estaba casado con Rut (Rut 1:3-5). Amargada y deprimida, instó a su nuera a regresar con su familia, donde la cuidarían. Aunque Rut estaba también afligida, «se quedó» con su suegra, y se comprometió a acompañarla y cuidarla (vv. 14-17). Regresaron a Belén, el pueblo de Noemí, donde Rut sería extranjera. Pero se tenían la una a la otra para amarse y apoyarse, y Dios proveyó para ambas (2:11-12).
En nuestras angustias, el amor de Dios permanece firme. Siempre lo tenemos para apoyarnos, mientras también amamos y apoyamos a otros con su fuerza. Anne Cetas - Pan Diario

Planes y providencia

En el año 2000, una presuntuosa empresa de alquiler de películas por email fue ofrecida por 50 millones de dólares a Blockbuster, la compañía colega más exitosa de esa época. Netflix tenía apenas trescientos mil suscriptores, mientras que Blockbuster tenía miles de millones. Blockbuster dejó pasar la oportunidad, y ¿cuál fue el resultado? Netflix tiene hoy más de un millón ochocientos mil suscriptores y vale casi 200.000 millones de dólares. ¿Qué pasó con Blockbuster?… quebró. Nadie puede predecir el futuro.
Somos tentados a creer que controlamos nuestra vida y que nuestros planes para el futuro se cumplirán. Pero Santiago dice de nuestra vida: «Ciertamente es neblina que se aparece por un poco de tiempo, y luego se desvanece» (4:14). Es breve, veloz y más frágil de lo que solemos pensar. Planificar es necesario, pero el pecado de presumir está ligado a suponer que tenemos el control. Por eso, Santiago nos advierte: «os jactáis en vuestras soberbias», pero «toda jactancia semejante es mala» (v. 16). Evitamos esta práctica pecaminosa al participar con Dios agradecidos. La gratitud nos recuerda que Él es la fuente de «toda buena dádiva y todo don perfecto» (1:17); y nos bendice cuando nos unimos a Él en lo que hace, y oramos: «Si el Señor quiere» (4:15). Glenn Packiam - Pan Diario

¡Solo pide!

Los gritos de alegría que subían del sótano eran de mi esposa Shirley. Había luchado con un proyecto de un boletín informativo durante horas y quería terminarlo. Ansiosa e indecisa sobre cómo avanzar, oró a Dios por ayuda. También contactó a amigos en Facebook; y poco después, el trabajo estuvo listo… un esfuerzo de equipo.
Si bien un proyecto así no es gran cosa, las pequeñeces (y las no tan pequeñas) pueden generar preocupaciones o ansiedad. Quizá estás criando hijos por primera vez; enfrentas desafíos académicos; lamentas la pérdida de un ser amado; o tienes problemas en el hogar, el trabajo o el ministerio. A veces, estamos innecesariamente tensos porque no le pedimos ayuda a Dios (Santiago 4:2). Pablo indicó a los primeros seguidores de Jesús en Filipos y a nosotros cuál es la primera línea defensiva en tiempos de necesidad: «Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias» (Filipenses 4:6). Cuando la vida se complica, necesitamos recordatorios como el himno ¡Oh, qué amigo nos es Cristo!: «Somos tristes agobiados / y cargados de aflicción, / esto es porque no llevamos / todo a Dios en oración».
Y al pedirle ayuda a Dios, quizá Él nos guíe a pedirles ayuda a otras personas. Arthur Jackson - Pan Diario

Cuando necesitas ayuda

Era lunes por la mañana, pero mi amigo Chia-ming no estaba en la oficina, sino en su casa, limpiando el baño. Mientras tanto, pensaba: Desempleado durante un mes y sin trabajo a la vista. Su compañía había cerrado por la pandemia de COVID-19 y su futuro lo atemorizaba: Necesito mantener a mi familia. ¿Adónde puedo ir por ayuda?
En el Salmo 121:1, los peregrinos camino a Jerusalén hicieron una pregunta similar sobre adónde ir por ayuda. El viaje hacia la ciudad santa en el monte Sion era largo, empinado y peligroso. Los desafíos que enfrentaron pueden parecerse al difícil periplo que hoy enfrentamos en la vida: andando trabajosamente por el sendero de las enfermedades, los problemas relacionales, las pérdidas, el estrés en el trabajo o —como en el caso de Chia-ming— las dificultades financieras y el desempleo. Pero podemos cobrar ánimo en la verdad de que el Hacedor mismo del cielo y la tierra nos ayuda (v. 2), guarda nuestra vida (vv. 3, 5, 7-8) y sabe qué necesitamos. El Creador del universo es nuestro «guarda», el que conserva nuestra vida. Estamos bajo su cuidado.
Cuando confiamos en Dios y le obedecemos, podemos mirar hacia adelante con esperanza, sabiendo que estamos dentro de los límites protectores de su sabiduría y amor. Karen Huang - Pan Diario

Punto de aterrizaje

El impala, un miembro de la familia de los antílopes, puede saltar hasta tres metros de altura y nueve metros de largo. Es una hazaña increíble y, sin duda, vital para su supervivencia en la jungla africana. Sin embargo, en muchos recintos de impalas en los zoológicos, verás que estos animales están encerrados en lugares con muros de solo 90 centímetros de alto. ¿Cómo pueden estos muros tan bajos retener estos animales tan atléticos? Porque nunca saltarán a menos que puedan ver dónde aterrizarán. Los muros impiden que los impalas vean lo que está del otro lado.
Los seres humanos no somos muy diferentes. Queremos saber el resultado de una situación antes de avanzar. Sin embargo, la vida de fe raras veces obra de este modo. Al escribirles a los creyentes en Corinto, Pablo les recordó: «por fe andamos, no por vista» (2 Corintios 5:7).
Jesús nos enseñó a orar: «Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en la tierra» (Mateo 6:10). Pero esto no significa que sabremos anticipadamente lo que Él hará. Vivir por fe significa confiar en los buenos propósitos de Dios aun cuando estos estén envueltos de misterio. Independientemente de cómo nos desconcierte la vida, «procuramos […] serle agradables» a Dios (2 Corintios 5:9). Bill Crowder - Pan Diario