Practica estas cosas

Mientras ayudaba a mi hijo con su tarea de matemáticas, me pareció que no le entusiasmaba mucho repetir problemas sobre el mismo asunto. «¡Ya entendí, papá!», insistía, esperando que le permitiera dejar de hacerla. Entonces, le explicaba que un concepto no es más que eso hasta que aprendemos a ponerlo en práctica. 
Pablo les escribió sobre la práctica a sus amigos de Filipos: «Lo que aprendisteis y recibisteis y oísteis y visteis en mí, esto haced» (Filipenses 4:9). Menciona cinco cosas: reconciliación, al instar a Evodia y Síntique a reconciliarse (vv. 2-3); gozo, al recordarles a sus lectores que lo cultiven (v. 4); gentileza, al alentarlos a emplearla en su relación con el mundo (v. 5); oración, al ser un ejemplo tanto en persona como por escrito (vv. 6-7); y enfoque, al demostrarlo aun estando en la cárcel (v. 8). Como creyentes en Cristo, somos llamados a poner en práctica todas estas cosas. Como cualquier otro hábito, debemos ejercitar estas virtudes para cultivarlas. La buena noticia del evangelio, como Pablo ya había dicho a los filipenses, es que «Dios es el que en [nosotros] produce así el querer como el hacer, por su buena voluntad» (2:13). Nunca lo ponemos en práctica con nuestra fuerza, sino que Dios nos provee lo necesario (4:19). Glenn - Pan Diario

Musa de la nieve

El grupo musical local Over the Rhine, llamado así por el duro barrio obrero donde se originó, en Cincinnati, Ohio, canta sobre una transformación que tenía lugar todos los años en esa ciudad. «Cada vez que llegaba la primera nevada real del año, se sentía como que algo sagrado estaba sucediendo —explica el cofundador de la banda, Linford Detweiler—. Una especie de nuevo comienzo. La ciudad se volvía más lenta y silenciosa».
Si alguna vez experimentaste una fuerte nevada, entiendes que puede inspirar una canción. Una mágica quietud cubre el mundo a medida que la nieve oculta la suciedad y la grisura. La oscuridad invernal se aclara, y nos invita a deleitarnos y reflexionar. Eliú, un amigo de Job, resaltó cómo la creación exige nuestra atención: «Truena Dios maravillosamente con su voz; […] a la nieve dice: Desciende a la tierra; también a la llovizna, y a los aguaceros torrenciales» (Job 37:5-6). Semejante esplendor puede interrumpir nuestra vida, reclamando una pausa sagrada: «Así hace retirarse a todo hombre, para que los hombres todos reconozcan su obra» (v. 7). A veces, la naturaleza capta nuestra atención de maneras que no nos gustan, pero independientemente de lo que nos suceda o nos rodee, cada momento puede inspirar nuestra adoración. Tim - Pan Diario

La razón para escribir

«El Señor es mi alto refugio […]. Cantábamos mientras dejábamos el campamento». El 7 de septiembre de 1943, Etty Hillesum escribió estas palabras en una tarjeta y las arrojó desde un tren. Fueron sus últimas palabras registradas. El 30 de noviembre fue asesinada en Auschwitz. Tiempo después, sus diarios de las experiencias en un campo de concentración se tradujeron y publicaron. Allí relataba su perspectiva sobre los horrores de la ocupación nazi y la belleza del mundo de Dios. 
El apóstol Juan no esquivó las duras realidades de la vida de Jesús sobre la tierra; escribió de lo bueno que hizo así como de los desafíos que enfrentó. Las palabras finales de su Evangelio nos dan el propósito detrás del libro que lleva su nombre: «hizo además Jesús muchas otras señales […], las cuales no están escritas […]. Pero éstas se han escrito para que creáis» (20:30). Y el diario de Juan concluye con una nota de triunfo: «Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios». Estas palabras nos ofrecen la oportunidad de «que creyendo, [tengamos] vida en su nombre» (v. 31). Los Evangelios son relatos diarios del amor de Dios por nosotros. Son palabras para leer, creer y compartir, porque nos llevan a la vida; nos guían a Cristo. James Banks - Pan Diario

Buscar a Dios

Una mañana, un tiempo de oración en familia terminó con un anuncio sorprendente. En cuanto Papá dijo: «Amén», Kaitlyn, de cinco años, proclamó: «Y yo oré por Logan, porque tenía los ojos abiertos mientras orábamos». 
Estoy bastante seguro de que orar por el protocolo de oración de tu hermano de diez años no es lo que quería decir la Escritura cuando nos invita a interceder por otros, pero al menos, Kaitlyn entendía que se puede orar por los demás.
El maestro bíblico Oswald Chambers enfatizó la importancia de orar por otros: «interceder es colocarte en el lugar de Dios; tener su mente y perspectiva». Es orar a la luz de lo que sabemos sobre Él y su amor por nosotros. Encontramos un gran ejemplo de oración intercesora en Daniel 9. Al darse cuenta de que los 70 años de cautiverio en Babilonia profetizados por Jeremías (Jeremías 25:11-12) estaban por cumplirse, Daniel se puso en modo oración: mencionó los mandamientos de Dios (Daniel 9:4-6), se humilló (v. 8), honró el carácter de Dios (v. 9), confesó el pecado (v. 15) y descansó en la misericordia de Dios al orar por su pueblo (v. 18). Y Dios le respondió de inmediato (v. 21). No todas las oraciones terminan con una respuesta tan dramática, pero confiemos en que podemos acudir a Dios a favor de otros. Dave Branon - Pan Diario

Ocuparme de mis asuntos

Hace años, mi hijo Josh y yo ascendíamos por un sendero montañoso cuando divisamos una nube de polvo en el aire. Avanzamos lentamente y descubrimos un tejón muy ocupado haciendo una cueva en la tierra. Con la cabeza y los hombros en el agujero, cavaba vigorosamente con las patas delanteras, mientras quitaba la tierra con las traseras. Estaba tan concentrado en su trabajo que no nos oyó. 
No pude resistir pincharlo con un palo largo. No lo lastimé, pero dio un salto y giró hacia nosotros. Con mi hijo, batimos el récord mundial de los cien metros llanos.
Aprendí algo de mi audacia: a veces, es mejor no meterse en los asuntos de otras personas. Esto es especialmente cierto con otros creyentes en Cristo. El apóstol Pablo amonestó a los tesalonicenses a tener por «ambición el llevar una vida tranquila, y [ocuparse] en [sus] propios asuntos» (1 Tesalonicenses 4:11 LBLA). Debemos orar por los demás y procurar compartir las Escrituras; y ocasionalmente, tal vez seamos guiados a brindar una palabra de aliento o de corrección. Pero es importante llevar una vida tranquila y no meterse en los asuntos de los demás. Esto se vuelve un ejemplo para los que no pertenecen a la familia de Dios (v. 12). Nuestro llamado es a amarnos unos a otros (v. 9). David Roper - Pan Diario