Avivado por el fuego

Cuando dos bomberos cansados y llenos de hollín se detuvieron en un restaurante a desayunar, la camarera los reconoció por las noticias y se dio cuenta de que habían pasado la noche luchando contra un incendio en un depósito. Para mostrar su aprecio, escribió una nota en la factura: «Yo invito con el desayuno. Gracias […] por servir a otros y por correr hacia lugares de donde todos los demás escaparían […]. Avivados por el fuego e impulsados por la valentía, ¡son un gran ejemplo!».
En el Antiguo Testamento, vemos un ejemplo de valentía en el proceder de tres jóvenes: Sadrac, Mesac y Abed-nego (Daniel 3). Al negarse a obedecer la orden de inclinarse ante la estatua del rey babilonio, estos jóvenes demostraron audazmente su amor a Dios. El castigo era arrojarlos a un horno ardiente, pero ellos no se acobardaron: «nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua» (vv. 17-18). Dios no solo los rescató sino que también caminó con ellos en el fuego (vv. 25-27). En nuestras agotadoras pruebas y dificultades de hoy, también tenemos la certeza de que Dios está con nosotros. Él puede librarnos. Alyson Kieda - Pan Diario

Ideas impopulares de Jesús

Durante 15 años, Mike Burden realizaba reuniones llenas de odio en la tienda de recuerdos que tenía en su pequeño pueblo. Pero en 2012, cuando su esposa comenzó a cuestionar lo que él hacía, su corazón se ablandó. Se dio cuenta de cuán equivocadas eran sus opiniones racistas y ya no quiso seguir siendo como era. El grupo militante se vengó desalojando violentamente a su familia de un apartamento que alquilaban a uno de sus miembros.
¿Adónde acudió por ayuda? Sorprendentemente, fue a ver a un pastor negro del pueblo, con quien se había enfrentado. Él y su iglesia les proveyeron casa y comida durante un tiempo. Cuando le preguntaron al pastor Kennedy por qué estuvo de acuerdo en ayudar, explicó: «Jesucristo hizo algunas cosas muy impopulares. Cuando es momento de ayudar, uno hace lo que Dios quiere que hagas». Al tiempo, Mike habló en la iglesia y pidió perdón a la comunidad negra por su participación en difundir odio. Jesús enseñó algunas cosas impopulares en el Sermón del monte: «Al que te pida, dale […]. Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen» (Mateo 5:42, 44). Esta es la forma de pensar «al revés» que Dios nos llama a seguir. Aunque parezca debilidad, es obra del poder de Dios, quien nos capacita para vivir como Él pide. Anne Cetas - Pan Diario

Lo que no se puede ver


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Los historiadores dicen que la era atómica comenzó el 16 de julio de 1945, cuando la primera arma nuclear se detonó en un desierto remoto de Nueva México, pero el filósofo griego Demócrito (aprox. 460-370 a.C.) ya estaba explorando la existencia y el poder del átomo mucho antes de la invención de alguna cosa que pudiera siquiera ver esas pequeñas partículas del universo. Demócrito captaba más de lo que podía ver, y el resultado fue la teoría atómica.
Las Escrituras nos dicen que la esencia de la fe es abrazar lo que no podemos ver. Hebreos 11:1 afirma: «Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve». Esta seguridad no es el resultado de una ilusión o pensamiento positivista, sino la confianza en el Dios que no podemos ver pero cuya existencia es la realidad más genuina del universo. Su realidad se manifiesta en sus obras creadoras (Salmo 19:1), y se visibiliza al revelar su carácter y caminos en su Hijo Jesús, quien vino a mostrarnos el amor que nos tiene el Padre (Juan 1:18). Este es el Dios en quien «vivimos, y nos movemos, y somos», como lo expresó el apóstol Pablo (Hechos 17:28). Y como tales, «por fe andamos, no por vista» (2 Corintios 5:7). Pero no estamos solos, ya que el Dios invisible da con nosotros cada paso. Bill - Pan Diario

Habita en nuestro corazón

A veces, las palabras de los niños pueden sorpresivamente llevarnos a entender mejor la verdad de Dios. Una noche, cuando mi hija era pequeña, le conté sobre uno de los grandes misterios de la fe cristiana: que Dios, por medio de su Hijo y del Espíritu Santo, habita en sus hijos. Mientras la acostaba, le dije que Jesús estaba con ella y en ella. «¿Está en mi panza?», preguntó. «Bueno, no te lo tragaste —respondí—, pero Él está justo contigo».
La pregunta de mi hija me hizo detenerme y pensar en cómo Jesús vino e hizo su morada en mí cuando le pedí que fuera mi Salvador. El apóstol Pablo se refirió a este misterio cuando oró para que el Espíritu Santo fortaleciera a los creyentes de Éfeso, para que Cristo habitara «por la fe en sus corazones» (Efesios 3:17). Al habitar Cristo en su interior, podrían captar la profundidad de su amor por ellos. Y ese amor los incentivaría a madurar en su fe, amar a otros con humildad y bondad, y hablar la verdad (4:2, 25).
Que Cristo habite en sus seguidores significa que su amor nunca abandona a aquellos que lo recibieron como Salvador. Su amor que sobrepasa todo entendimiento (3:19) nos arraiga en Él y nos ayuda a entender más profundamente cuánto nos ama. Como bien expresa lo que cantan los niños: «¡Sí, Cristo me ama!». Amy Pye - Pan Diario

Primero la leche

Cuando el rey Osvaldo de Northumbria creyó en Jesús, llamó a un misionero para que llevara el evangelio a la región. Enviaron a un hombre llamado Corman, pero como los ingleses le parecieron «tercos», «bárbaros» y sin interés en su predicación, el misionero volvió a casa frustrado.
Un monje llamado Aidan le dijo a Corman: «Creo que has sido más severo de lo que deberías con tus oyentes ignorantes». En vez de darles la «leche» de una doctrina más sencilla, Corman les había dado algo que todavía no podían entender. Aidan fue a Northumbria, adaptó su predicación a la comprensión del pueblo y miles creyeron en Jesús.
«Os di a beber leche, y no vianda; porque aún no erais capaces», les dijo Pablo a los corintios (1 Corintios 3:2). Hebreos enseña que, antes de poder esperar que la gente viva rectamente, es necesario que entienda la enseñanza básica sobre Jesús, el arrepentimiento y el bautismo (Hebreos 5:13–6:2). Si bien la madurez debería ser lo siguiente (5:14), mantengamos el orden. Antes de la carne, viene la leche. Las personas no pueden obedecer una enseñanza que no entienden. La fe de los habitantes de Northumbria terminó esparciéndose a muchos lugares. Al igual que Aidan, cuando prediquemos el evangelio a otros, presentémoslo de forma acorde a su comprensión. Sheridan Voysey - Pan Diario