El problema interior

Hace años, un pájaro carpintero comenzó a picar el costado de nuestra casa. Pensamos que el problema era solo externo, pero un día, mi hijo y yo subimos al altillo, y un pájaro pasó volando frente a nuestros rostros sorprendidos. El problema era peor de lo sospechado: estaba dentro de nuestra casa.
Cuando Jesús llegó a Jerusalén, las multitudes esperaban que Él fuera quien les resolviera su problema externo: la opresión romana. Entusiasmados, gritaban: «¡Hosanna al Hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! ¡Hosanna en las alturas!» (Mateo 21:9). Habían estado esperando ese momento: el Rey designado por Dios había llegado. Seguramente, ese Libertador escogido comenzaría cambiando todo lo malo que había allí afuera. Pero Mateo relata que lo que siguió a la «entrada triunfal» fue que Jesús echó a los cambistas explotadores… fuera del templo (vv. 12-13). Estaba limpiando la casa, de adentro hacia fuera. Esto sucede cuando Cristo es nuestro Rey. Él viene a arreglar las cosas, y comienza con nosotros. Nos hace confrontar el mal interior. Jesús sobre el pollino es como los guerreros en el caballo de Troya. El caballo fue recibido como un símbolo de paz, pero su objetivo final era un sometimiento incondicional. Jesús, nuestro Rey, nos exige lo mismo. Glenn - Pan Diario

Efecto dominó

El pequeño instituto bíblico en el norte de Ghana no llamaba la atención: un edificio de ladrillos huecos con techo de chapa y un puñado de estudiantes. Pero Bob Hayes dedicó su vida a ellos. Les dio tareas de liderazgo y los alentó a predicar y enseñar. Bob murió hace unos años, pero decenas de iglesias fervientes, algunas escuelas y otros dos institutos bíblicos se han extendido por aquel país; todo iniciado por graduados de esa humilde escuela.
Durante el reinado de Artajerjes, Esdras reunió a un grupo de exiliados judíos para regresar a Jerusalén, pero no había ningún levita entre ellos (Esdras 8:15), y los necesitaba para que oficiaran de sacerdotes. Entonces, Esdras ordenó que «trajesen ministros para la casa de […] Dios» (v. 17). Ellos lo hicieron (vv. 18-20), y guio a todos a ayunar y orar (v. 21). Esdras significa «auxiliador», característica vital de un buen líder. Con su guía, él y sus alumnos encabezaron un avivamiento espiritual en Jerusalén (ver caps. 9–10). Lo único que necesitaron fue un poco de aliento y dirección sabia. Así funciona también la iglesia de Dios. Tal como los buenos mentores alientan y edifican a los demás, aprendemos a hacer lo mismo con otros. Esta influencia trascenderá. Lo hecho fielmente para Dios se extiende hasta la eternidad. Tim - Pan Diario

Consagración total

Dos hombres dejaron sus carreras para ir adonde Dios los había llamado. James O. Fraser decidió no ser concertista de piano en Inglaterra, para servir al pueblo lisu en China; mientras que Judson Van DeVenter prefirió convertirse en evangelista en lugar de obtener un título en artes. Tiempo después, escribió el himno Consagrarme todo entero. 
Si bien una vocación es el llamado perfecto para muchos, estos hombres estaban seguros de que Dios los llamaba a renunciar a una carrera por otra. Tal vez los inspiró el consejo de Jesús al joven rico, de dejar sus posesiones para seguirlo (Marcos 10:17-25). Al presenciar la conversación, Pedro exclamó: «nosotros lo hemos dejado todo, y te hemos seguido» (v. 28). Jesús le aseguró que daría «cien veces más ahora en este tiempo» y vida eterna a los que lo siguieran (v. 30); y conforme a su sabiduría: «muchos primeros serán postreros, y los postreros, primeros» (v. 31).
Sin importar dónde nos haya colocado Dios, somos llamados a consagrar nuestra vida a Él diariamente, obedecer su llamado a seguirlo y servirle con nuestros talentos y recursos, ya sea en el hogar, la oficina, la comunidad o lejos de casa. Al hacerlo, Él nos incentivará a amar a otros y a poner sus necesidades sobre las nuestras. Amy - Pan Diario

Los lugares más profundos


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Víctor Hugo (1802-1885), poeta y novelista durante las revueltas sociales y políticas del siglo xix en Francia, tal vez sea más famoso por su obra clásica Los miserables. Más de un siglo después, una adaptación musical de su novela se convirtió en una de las producciones más populares de nuestra era. Esto no debería sorprendernos. Una vez, dijo: «La música expresa lo que no se puede decir y aquello sobre lo que es imposible guardar silencio».
Los salmistas estarían de acuerdo. Sus cánticos y oraciones nos brindan reflexiones sinceras sobre la vida y su sufrimiento inevitable. Tocan áreas de nuestra vida de difícil acceso. Por ejemplo: David clama en el Salmo 6:6: «Me he consumido a fuerza de gemir; todas las noches inundo de llanto mi lecho, riego mi cama con mis lágrimas». Que semejante sinceridad esté incluida en los cánticos inspirados de la Escritura nos alienta enormemente, y nos invita a presentarle nuestros miedos a Dios, quien nos recibe en su presencia para darnos consuelo y ayuda, y nos abraza en la sinceridad de nuestro corazón. La música puede permitirnos expresar nuestros sentimientos cuando no nos salen las palabras; pero sin importar que sea con un canto, una oración o un clamor silencioso, Dios llega hasta lo profundo de nuestro ser y nos da su paz. Bill - Pan Diario

Correr a contar

La maratón actual se basa en la historia de un mensajero griego, Filípides. Según la leyenda, en 490 a.C., corrió unos 40 kilómetros desde Maratón hasta Atenas para anunciar la victoria griega sobre su tremendo enemigo: los invasores persas. Hoy la gente corre maratones por la satisfacción personal de alcanzar un logro deportivo, pero Filípides tenía un propósito más importante detrás de su esfuerzo: ¡cada paso de su carrera era motivado por la simple alegría de entregar una buena noticia a sus compatriotas!
Unos 500 años después, dos mujeres también corrieron para dar una buena noticia, la cual constituiría el giro más importante de la historia. Cuando María y María Magdalena llegaron al sepulcro donde habían colocado a Jesús después de su crucifixión, lo encontraron vacío. Un ángel les dijo que Él había «resucitado de los muertos», y que fueran «corriendo a dar las nuevas a sus discípulos» (Mateo 28:7). «Con temor y gran gozo», corrieron a contarles lo que habían descubierto (v. 8). Tengamos esa misma alegría desbordante por la resurrección de Jesús, y que esto nos fortalezca para compartir la buena noticia con otros. Quizá no necesitemos «correr» más allá de la casa del vecino para encontrar a alguien que necesite saber de nuestro Salvador. Kirsten - Pan Diario