Invertir en otros

Cuando una compañía ofreció mil millas para viajeros frecuentes por cada diez compras de uno de sus productos, un hombre se dio cuenta de que el más barato eran tazas individuales de postre de chocolate. Compró más de 12.000; y por 3.000 dólares, recibió un suministro de millas de por vida para él y su familia. También donó el postre a obras benéficas, lo que redujo sus impuestos en 800 dólares. ¡Un genio!
Jesús narró una parábola controversial sobre un administrador astuto que, como iban a despedirlo, redujo la deuda de los le debían a su amo. Sabía que después podría depender de la ayuda de ellos por el favor que les había hecho. Jesús no estaba elogiando al hombre, pero sabía que podríamos aprender de su ingenio. Dijo que podíamos sagazmente «[ganar] amigos por medio de las riquezas injustas, para que cuando éstas falten, [nos] reciban en las moradas eternas» (Lucas 16:9). Como «el muchacho del postre» convirtió dulces en vuelos, usemos nuestras «riquezas injustas» para ganar «lo verdadero» (v. 11).
¿Qué es lo verdadero? Jesús dijo: «dad limosna; haceos bolsas que no se envejezcan, tesoro en los cielos que no se agote» (12:33). Lo que invertimos no gana nuestra salvación, pero sí la reafirma: «donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón» (v. 34). Mike Wittmer - Pan Diario

No hay comentarios:

Publicar un comentario