Medidas drásticas

El arco y aljaba ceremoniales había decorado la pared de nuestra casa en Michigan durante años. Lo había heredado de mi padre, quien lo compró como souvenir mientras éramos misioneros en Ghana.
Un día, un amigo de aquel país nos visitó. Cuando vio el arco, su rostro cambió, y señalando un pequeño objeto que tenía atado, dijo: «Esto es un fetiche; un amuleto. Sé que no tiene poder, pero no lo tendría en mi casa». De inmediato, cortamos el amuleto del arco y lo desechamos. No queríamos nada en nuestra casa que supusiera adorar algo que no fuera Dios.
Josías, rey en Jerusalén, creció sin saber mucho sobre las expectativas de Dios para su pueblo. Cuando el sumo sacerdote encontró el libro de la ley en el descuidado templo (2 Reyes 22:8), Josías quiso oír qué decía. En cuanto supo lo que Dios había dicho sobre la idolatría, ordenó realizar limpiezas para que Judá se ajustara a la ley divina; cambios mucho más drásticos que simplemente cortar un amuleto de un arco (ver 2 Reyes 23:3-7). Hoy los creyentes tenemos muchísimo más que el rey Josías: la Biblia completa para instruirnos; los unos a los otros; y la llenura vital del Espíritu Santo que arroja luz sobre todas las cosas, que de otro modo podríamos pasar por alto. Tim Gustafson - Pan Diario

No hay comentarios:

Publicar un comentario