Ojos para ver

Genevieve tenía que ser los «ojos» de sus tres hijos, todos con cataratas congénitas. Dondequiera que los llevaba, en su aldea de la República de Benín, en África Occidental, sujetaba a uno de su espalda y sostenía el brazo y la mano de los otros dos, previendo peligros. En una cultura que considera que la ceguera es provocada por la brujería, Genevieve, desesperada, clamó a Dios por ayuda.
Entonces, un hombre de su aldea le contó sobre Mercy Ships, un ministerio que ofrece cirugías vitales en obediencia al modelo de Jesús de brindar esperanza y sanidad a los pobres. Preguntándose si podrían ayudar, los contactó. Cuando los niños se despertaron tras las cirugías, ¡podían ver!
La historia de Dios siempre ha consistido en acercarse a los sumidos en tinieblas y darles su luz. El profeta Isaías declaró que el Señor sería «luz de las naciones» (Isaías 42:6); que «[abriría] los ojos de los ciegos» (v. 7), no solo restaurando la vista física, sino también la visión espiritual. Y prometió sostener a su pueblo de la mano (v. 6). El Señor devolvió la vista a los ciegos y trajo luz a los que viven en oscuridad. Si te sientes vencido por las tinieblas, aférrate a las promesas de nuestro Padre amoroso, mientras le pides que su luz te ilumine. Amy Pye - Pan Diario

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