Los planes de Dios para ti

Durante seis años, Ángela trató de volverse la «esposa perfecta del pastor», imitando a su amada suegra (también esposa de pastor). Pensó que, en ese papel, no podría ser también escritora y pintora; y al reprimir su creatividad, se deprimió y pensó en suicidarse. Solo la ayuda de un pastor vecino la sacó de la oscuridad tras orar con ella y asignarle que escribiera durante dos horas cada mañana. Esto despertó lo que ella denominó «órdenes selladas»: el llamamiento que Dios le había hecho. Escribió: «Para ser real y plenamente yo […], cada caudal de creatividad que Dios me había dado tuvo que encontrar su canal».
También señaló uno de los cánticos de David que expresaba cómo encontró ella su llamado: «Deléitate asimismo en el Señor, y él te concederá las peticiones de tu corazón» (Salmo 37:4). Al encomendarle su futuro al Señor y confiar en su dirección (v. 5), Dios no solo le abrió camino para escribir y pintar, sino también para ayudar a otros a comunicarse mejor con Él. Dios tiene una serie de «órdenes selladas» para cada uno de nosotros, para que sepamos que somos sus hijos y entendamos cómo servirle específicamente con nuestros dones y deseos. El Señor nos guiará al confiar y deleitarnos en Él. Amy Pye - Pan Diario

Una guía de vida para principiantes

Después de la muerte repentina de mi madre, me sentí motivado a comenzar un blog. Quería escribir cosas que inspiraran a la gente a usar sus minutos en la tierra para generar momentos de vida significativos. Entonces, busqué una guía para principiantes. Aprendí qué plataforma usar y cómo elegir títulos y elaborar publicaciones atrayentes. En 2016, nació mi blog.
Pablo escribió una «guía para principiantes» que explica cómo obtener la vida eterna. En Romanos 6, contrasta el hecho de que todos nacemos pecadores con la verdad de que Jesús puede «[libertarnos] del pecado» (v. 18). Luego describe la diferencia entre ser esclavo del pecado y esclavo de Dios y sus caminos (vv. 19-20). También declara que «la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús» (v. 23). La muerte es estar separado de Dios para siempre; el resultado devastador de rechazar a Cristo. Pero Dios nos ofrece un regalo en Jesús: vida nueva; la clase de vida que comienza en la tierra y continúa para siempre con Él en el cielo. Esta guía para la vida eterna nos deja dos opciones: elegir el pecado, que lleva a la muerte, o el regalo de Jesús, que lleva a la vida eterna. Que puedas recibir su regalo de vida; y si ya aceptaste a Cristo, ¡comparte hoy este regalo con otros! Marvin Williams - Pan Diario

Palabras que permanecen

A comienzos del siglo xix, Thomas Carlyle le dio un manuscrito al filósofo John Stuart Mill para que lo revisara. Accidental o intencionalmente, el manuscrito cayó al fuego… la única copia de Carlyle. Sin inmutarse, se puso a trabajar para reescribir los capítulos perdidos. Las llamas no pudieron detener la historia, que permanecía intacta en su mente. De esa gran pérdida, produjo su monumental obra La revolución francesa.
En el ocaso del decadente antiguo reino de Judá, Dios le dijo al profeta Jeremías: «Toma un rollo de libro, y escribe en él todas las palabras que te he hablado» (Jeremías 36:2). El mensaje revelaba su tierno corazón, llamando a su pueblo a arrepentirse para evitar la inminente invasión (v. 3). Jeremías obedeció, y el rollo fue llevado de inmediato al rey Joacim, quien metódicamente lo desmenuzó y arrojo al fuego (vv. 23-25). Esto solo empeoró las cosas. Dios le dijo a Jeremías que escribiera otro rollo con el mismo mensaje: «[Joacim] no tendrá quien se siente sobre el trono de David; y su cuerpo será echado al calor del día y al hielo de la noche» (v. 30). Es posible quemar las palabras de Dios arrojando un libro al fuego. Posible, pero totalmente inútil. La Palabra detrás de las palabras permanece para siempre. Tim Gustafson - Pan Diario

El mejor maestro

«¡No entiendo!», dijo mi hija mientras arrojaba el lápiz contra el escritorio. Trataba de resolver una tarea de matemáticas, y yo acababa de comenzar mi «trabajo» como mamá y maestra en casa. Teníamos un problema. No podía recordar lo que había aprendido hacía 35 años ni enseñarle algo que no sabía. Entonces, vimos a un maestro en línea que explicaba el tema.
Como seres humanos, a veces luchamos con cosas que no sabemos o no entendemos. Pero no es así con Dios; Él conoce todo, es omnisciente. Isaías escribió: «¿Quién enseñó al […] Señor, o le aconsejó enseñándole? ¿A quién pidió consejo para ser avisado? ¿Quién le enseñó el camino del juicio, o le enseñó ciencia, o le mostró la senda de la prudencia?» (Isaías 40:13-14). ¿La respuesta? ¡Nadie!
Los humanos tenemos inteligencia porque Dios nos creó a su imagen, pero es apenas un indicio de la suya. Nuestro conocimiento es limitado, pero Dios sabe todo, desde la eternidad pasada hasta la futura (Salmo 147:5). Actualmente, nuestro conocimiento aumenta con la ayuda de la tecnología, pero Cristo sabe todo de forma inmediata, simultánea, exhaustiva y correcta. Por más que avance el conocimiento humano, nunca superará la omnisciencia del Señor. Siempre necesitaremos que bendiga nuestro entendimiento y nos enseñe qué está bien y mal. Jennifer Schuldt - Pan Diario

A la mesa del Rey

«Va a vivir —dijo el veterinario—, pero hay que amputarle la pierna». Al perro callejero que llevó mi amiga lo había atropellado un auto. El veterinario le preguntó si era la dueña, porque el precio de la cirugía sería elevado y el animal necesitaría cuidados para recuperarse. «Ahora lo soy», contestó. Su bondad le dio a ese perro un futuro en un hogar amoroso.
Mefi-boset se veía como un «perro muerto», indigno de ningún favor (2 Samuel 9:8). Lisiado de ambos pies por un accidente, dependía del cuidado y la provisión de otros (ver 4:4). Además, después de la muerte de su abuelo, el rey Saúl, probablemente temía que David, el nuevo rey, ordenara que mataran a todos los enemigos y rivales al trono, como era habitual en aquella época.
Sin embargo, por amor a su amigo Jonatán, David se aseguró de que su hijo Mefi-boset estuviera siempre seguro y cuidado como un hijo propio (9:7). Asimismo, nosotros, que antes éramos enemigos de Dios y señalados para morir, fuimos salvos por Cristo y se nos ha dado un lugar en el cielo para siempre y en la mesa en el reino de Dios (Lucas 14:15). Aquí estamos: ¡hijos e hijas del Rey! ¡Qué bondad tan inmerecida y extraordinaria hemos recibido! Acerquémonos a Dios con gratitud y gozo. Karen Kwek - Pan Diario