Huye del pecado

Dos veces durante este verano, sufrí el azote de la hiedra venenosa. En ambas ocasiones, estaba trabajando en nuestro patio, quitando plantas que no queríamos que crecieran. Y la dos veces, vi al despreciable enemigo de tres hojas acechando cerca. Supuse que podía acercarme sin que me afectara, pero al instante, me di cuenta de que estaba equivocado. En lugar de haberme acercado a mi pequeño archienemigo verde, ¡tendría que haber huido en dirección contraria!
En la historia de José, en el Antiguo Testamento, vemos un ejemplo del principio de huir de algo peor que la hiedra venenosa: el pecado. Cuando vivía en la casa del funcionario egipcio Potifar, cuya esposa trataba de seducirlo, José no trató de acercarse… huyó.
Aunque ella lo acusó falsamente e hizo que lo arrojaran en la cárcel, José permaneció puro todo el tiempo. Y como vemos en Génesis 39:21: «El Señor estaba con José».
Dios puede ayudarnos a huir de actividades o situaciones que podrían alejarnos de Él, guiándonos a correr en sentido contrario cuando el pecado está cerca. En 2 Timoteo 2:22, Pablo escribe: «Huye de las pasiones»; y en 1 Corintios 6:18, aconseja: «Huid de la fornicación».
Con el poder de Dios, podemos decidir huir de lo que podría dañarnos. Dave Branon - Pan Diario

No hay comentarios:

Publicar un comentario