La provisión de Dios

Berni, de tres años, y su mamá iban a la iglesia todas las semanas para ayudar a descargar comestibles del camión del ministerio de comidas. Cuando el niño escuchó que su madre contaba que el camión se había averiado, dijo: «Uy, no. ¿Cómo repartirán la comida?». La madre le explicó que la iglesia tendría que juntar dinero para comprar un camión nuevo. Berni sonrió, y saliendo del cuarto, dijo: «Yo tengo dinero», y volvió con un recipiente de plástico lleno de monedas; poco más de 38 dólares. Aunque no tenía mucho, Dios combinó su ofrenda con las de otros para conseguir un nuevo camión frigorífico.
Una cantidad pequeña dada con generosidad siempre basta cuando se coloca en las manos de Dios. En 2 Reyes 4, una viuda pobre le pidió ayuda financiera al profeta Eliseo, quien le dijo que se fijara qué provisiones tenía, pidiera ayuda a sus vecinos y siguiera las instrucciones de él (vv. 1-4). Con una provisión milagrosa, Dios usó la pequeña cantidad de aceite de la viuda para llenar todas las tinajas que le habían dado sus vecinos (vv. 5-6). Eliseo le dijo: «vende el aceite, y paga a tus acreedores; y tú y tus hijos vivid de lo que quede» (v. 7). Cuando nos enfocamos en lo que no tenemos, corremos el riesgo de no ver a Dios haciendo grandes cosas con lo que sí tenemos. Xochitl Dixon - Pan Diario

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