Plantado en Dios

«El viento agita las lilas»; así comienza el poema de Sara Teasdale titulado May [Mayo], donde describe una visión de los arbustos de lilas que se sacuden con las fuertes ráfagas. Pero se lamentaba de un amor perdido, y su poema pronto se volvió triste.
Las lilas en nuestro patio trasero también enfrentaron un desafío: el hacha de un jardinero diligente que «podó» todas las plantas hasta los troncos. Lloré. Entonces, tres años después de ver ramas estériles, un ataque de moho polvoriento y mi plan infiel de arrancarlas, nuestras sufrientes lilas rebrotaron. Solo necesitaban tiempo, y yo simplemente debía esperar lo que no podía ver.
La Biblia cuenta sobre muchas personas que esperaron por fe a pesar de la adversidad. Noé: la lluvia que no llegaba. Caleb: 40 años para vivir en la tierra prometida. Rebeca: 20 años para concebir un hijo. Jacob: 7 años para casarse con Raquel. Simeón: un largo tiempo para ver al bebé Jesús. Su paciencia fue recompensada.
Por el contrario, los que esperan en los humanos serán «como la retama en el desierto» (Jeremías 17:6). Teasdale concluyó su poesía diciendo: «Voy camino al invierno», pero Jeremías se regocijó afirmando: «Bendito el varón que confía en el Señor. […] será como el árbol plantado junto a las aguas» (vv. 7-8). Patricia Raybon - Pan Diario

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