El verdadero hogar del corazón

«Bobby, el perro maravilla» era un collie mestizo que se perdió mientras su familia estaba de vacaciones a más de 4.000 kilómetros de su casa. Buscaron a su amada mascota por todas partes, pero regresaron con el corazón roto.
Seis meses después, el desaliñado pero decidido Bobby se presentó en la puerta de la casa de sus dueños. De alguna manera, recorrió el largo y peligroso camino, cruzando ríos, desiertos y montañas nevadas para volver con aquellos que amaba.
Su hazaña inspiró libros, películas y un mural en su ciudad natal. Su devoción estremece, quizá porque Dios puso un anhelo aún más profundo en nuestro corazón. El teólogo Agustín lo describió así: «Nos has hecho tuyos, y nuestro corazón está inquieto hasta que repose en ti». Este mismo anhelo lo expresa David en oración mientras se escondía de sus perseguidores: «Dios, Dios mío eres tú; de madrugada te buscaré; mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela, en tierra seca y árida» (Salmo 63:1).
David alabó a Dios porque «mejor es [su] misericordia que la vida» (v. 3). ¡Nada se compara con conocerlo! Por medio de Jesús, Dios ha abierto el camino para que volvamos a casa, a su amor perfecto… sin importar lo lejos que hayamos estado. Al acudir a Él, encontramos el verdadero hogar de nuestro corazón. James Banks - Pan Diario

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