En un programa de entretenimiento de la televisión estadounidense, un panel de cuatro celebridades formula preguntas a tres individuos que declaran ser la misma persona. Por supuesto, dos son impostores, los cuales tergiversan la verdad y hacen que a los panelistas les resulte difícil adivinar quién es la persona correcta.
Discernir quién es quién en lo que respecta a los «falsos maestros» es muy diferente a las humoradas de un juego en la televisión, pero puede ser igualmente desafiante, aunque infinitamente más importante. Los «lobos rapaces» suelen presentársenos «vestidos de ovejas», y Jesús advierte a los sabios a protegerse de ellos (Mateo 7:15). La mejor prueba no está en hacer muchas preguntas buenas, sino en tener buenos ojos. Observa el fruto que producen, porque esta es la manera en que los reconocerás (vv. 16-20).
Las Escrituras nos ayudan a ver el fruto bueno y el malo. El bueno se caracteriza por tener «amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza» (Gálatas 5:22-23). Tenemos que prestar suma atención porque los lobos actúan engañando. Pero como creyentes —los cuales están llenos del Espíritu— servimos al verdadero buen Pastor, «lleno de gracia y de verdad» (Juan 1:14). James Banks - Pan Diario