Según la psicóloga Meg Jay, nuestra mente tiende a pensar en nuestro yo futuro de forma similar a como lo hacemos con respecto a los desconocidos. ¿Por qué? Tal vez se deba a lo que se llama a veces «brecha de empatía». Puede ser difícil ser sensible a las personas que no conocemos personalmente; incluso a versiones futuras de nosotros mismos. Por eso, Jay trata de ayudar a los jóvenes a imaginar cómo serán en el futuro y dar pasos para ocuparse de ellos, allanándoles el camino para que persigan sus sueños y no se rindan.
El Salmo 90 nos invita a considerar nuestra vida no solo en el presente sino como un todo, pidiéndole a Dios que nos ayude «de tal modo a contar nuestros días, que traigamos al corazón sabiduría» (v. 12). Recordar que nuestro tiempo en la tierra es limitado puede hacernos ver nuestra desesperada necesidad de depender de Dios para que nos ayude a encontrar satisfacción y alegría, no solo ahora sino «todos nuestros días» (v. 14); para pensar no solo en nosotros sino también en las generaciones futuras (v. 16); y para ayudarnos a servirle con el tiempo que nos ha dado, al confirmar la obra de nuestras manos y corazón (v. 17). Monica La Rose - Pan Diario




