Momentos oscuros, oraciones intensas

«Tuve un momento oscuro». Estas cuatro palabras reflejan la agonía interna de una célebre artista durante la pandemia de COVID-19. Adaptarse a la nueva normalidad fue un gran desafío. En su confusión, reconoció que había luchado con la idea de suicidarse. Salir de su espiral descendente incluyó contarle de su lucha a una amiga que se interesaba por ella.
Todos somos susceptibles a horas, días y temporadas tumultuosas, y salir de esas situaciones puede ser desafiante. A veces, incluso hace falta la ayuda de profesionales de salud mental.
En el Salmo 143, la oración de David en uno de sus momentos oscuros nos instruye. Se desconoce exactamente qué sucedía, pero sus plegarias a Dios son sinceras y llenas de esperanza: «Porque ha perseguido el enemigo mi alma; ha postrado en tierra mi vida; me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos. Y mi espíritu se angustió dentro de mí; está desolado mi corazón» (vv. 3-4). Para los creyentes en Cristo, no basta con reconocer personalmente lo que nos pasa, o compartirlo con amigos o un especialista. Debemos acudir con fervor a Dios con oraciones que incluyan las peticiones de los versículos 7 al 10 de este salmo. Nuestros momentos oscuros pueden ser también un tiempo de oraciones intensas, buscando la luz y la vida que solo Dios da. Arthur Jackson - Pan Diario

El mensaje de la cruz

Tal como él lo expresa, Zhang se crio «sin Dios, ni religión ni nada». En 1989, buscando libertad para su pueblo, ayudó a liderar a estudiantes en una protesta pacífica, pero, trágicamente, eso llevó a que interviniera el gobierno y se perdieran muchas vidas. Por participar, lo incluyeron en la lista de las personas más buscadas. Luego de un breve encarcelamiento, huyó a una aldea lejana donde conoció a una anciana que le presentó el evangelio. Ella tenía una copia manuscrita del Evangelio de Juan, pero no sabía leer, así que le pidió a Zhang que le leyera. Mientras él leía, ella le explicaba; y al año, él creyó en Jesús.
En todo lo que soportó, Zhang ve que Dios estaba guiándolo a la cruz, donde experimentó personalmente lo que Pablo declara en 1 Corintios: «la palabra de la cruz […] es poder de Dios» (1:18). Lo que muchos consideraban una tontería, una debilidad, se convirtió en la fortaleza de Zhang. Algunos también pensábamos así antes de acercarnos a Cristo. Pero por el Espíritu, sentimos que el poder y la sabiduría de Dios aparecieron en nuestra vida y nos guiaron al Señor. Hoy, Zhang es pastor y comunica la verdad de la cruz a todos los que quieran oír. Jesús tiene poder para cambiar incluso el corazón más duro. ¿Quién puede necesitar esto hoy? Alyson Kieda - Pan Diario

Medidas drásticas

El arco y aljaba ceremoniales había decorado la pared de nuestra casa en Michigan durante años. Lo había heredado de mi padre, quien lo compró como souvenir mientras éramos misioneros en Ghana.
Un día, un amigo de aquel país nos visitó. Cuando vio el arco, su rostro cambió, y señalando un pequeño objeto que tenía atado, dijo: «Esto es un fetiche; un amuleto. Sé que no tiene poder, pero no lo tendría en mi casa». De inmediato, cortamos el amuleto del arco y lo desechamos. No queríamos nada en nuestra casa que supusiera adorar algo que no fuera Dios.
Josías, rey en Jerusalén, creció sin saber mucho sobre las expectativas de Dios para su pueblo. Cuando el sumo sacerdote encontró el libro de la ley en el descuidado templo (2 Reyes 22:8), Josías quiso oír qué decía. En cuanto supo lo que Dios había dicho sobre la idolatría, ordenó realizar limpiezas para que Judá se ajustara a la ley divina; cambios mucho más drásticos que simplemente cortar un amuleto de un arco (ver 2 Reyes 23:3-7). Hoy los creyentes tenemos muchísimo más que el rey Josías: la Biblia completa para instruirnos; los unos a los otros; y la llenura vital del Espíritu Santo que arroja luz sobre todas las cosas, que de otro modo podríamos pasar por alto. Tim Gustafson - Pan Diario

La abundancia satisface la escasez

Las cafeterías escolares suelen preparar más comida de la que se consume porque no pueden predecir exactamente la necesidad, y los restos van a la basura. Sin embargo, muchos estudiantes no tienen suficiente comida en la casa y pasan los fines de semana con hambre. Una escuela se unió a una organización para resolver el problema: envolvieron los restos de comida y se los dieron a los alumnos para llevar a casa; y al mismo tiempo, solucionaron el problema del desperdicio de comida y el hambre.
Si bien la mayoría no considera que la abundancia de dinero sea un problema como lo es el desperdicio de comida, el principio detrás del proyecto de esa escuela es igual al que menciona Pablo en su carta a los corintios. Sabía que las iglesias de Macedonia tenían dificultades, así que le pidió a la iglesia de Corinto que usara su «abundancia» para «[suplir] la escasez de ellos» (2 Corintios 8:14). Su objetivo era que nadie tuviera demasiado mientras otros sufrían. Quería que los corintios empatizaran y fueran generosos con los macedonios, reconociendo que tal vez un día podrían necesitar una ayuda similar. Ante las necesidades de otros, evaluemos si podemos tener algo para compartir. ¡Lo que demos nunca será un desperdicio! Kirsten Holmberg - Pan Diario

Dios pelea por nosotros

Una madre demostró que nada la detendría de proteger a su hijo. El niño de cinco años estaba jugando afuera, cuando lo oyó gritar. Salió corriendo, y horrorizada, vio que su hijo tenía un «compañero de juego» inesperado: un puma. El gran felino estaba encima del niño con su cabeza en la boca. Recurriendo a la mamá oso en su interior, luchó contra el puma hasta abrirle las quijadas para rescatar a su hijo. La hazaña de esta madre nos recuerda cómo las Escrituras usan la maternidad para ilustrar el amor tenaz de Dios y su protección a sus hijos.
Dios cuidó y consoló tiernamente a su pueblo como una águila cuida a sus crías (Deuteronomio 32:11-11; Isaías 66:13). Asimismo, como una madre que nunca podría olvidar a un bebe con quien desarrolló un vínculo inseparable, Dios nunca olvidará a los suyos ni dejará de ser compasivo con ellos (Isaías 54:7-8). Por último, como un ave que protege a sus crías bajo sus alas, Dios «con sus plumas te cubre» porque «escudo y baluarte es su fidelidad» (Salmo 91:4 lbla).
A veces nos sentimos solos, olvidados y atrapados por toda clase de depredadores espirituales. Dios nos ayude a recordar que, compasivamente, nos cuida, consuela y pelea por nosotros. Marvin Williams - Pan Diario